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donde compartiremos información, experiencias, historias, y mucho mas acerca de las maravillosas Flores de Bach.

"La enfermedad es una compañera de viaje, con ella aprendemos"
Dr. Bach

jueves, 15 de septiembre de 2011

Desempeño escolar y Flores de Bach


Niños mas alegres y que rinden mas.

El problema.
¿Qué es lo que le ocurre a mi niño?
¿Qué es lo que me pasa a mí como padre/madre?
¿Qué nos ofrece la Terapia Floral?

El Problema.
Hoy en día nos encontramos frecuentemente con padres angustiados porque sus hijos no tienen un buen rendimiento escolar.Han sido llamados al colegio repetidas veces para ser informados que su niño es inquieto, desatento o no tan aplicado como los demás, que desordena al resto de sus compañeros o no escucha al profesor o no sigue instrucciones como es esperable según su edad. Para mayor angustia de muchos, el profesor solicita “una evaluación por otros profesionales” para ver la posibilidad de que el niño reciba ayuda “con alguna pastilla”.Muchas veces, estas evaluaciones concluyen con el temido diagnóstico de un “trastorno del aprendizaje”, una “hiperactividad” o de un “déficit atencional”. A continuación, se le indica al niño un fármaco cuyo uso permitirá “controlar” los síntomas que dicho problema causa.De esta manera, cada vez más y más niños reciben medicación con objeto de optimizar su conducta o rendimiento en la sala de clases. Con ellos, más y más padres entran en una espiral de “escolarización de la relación”, en la cual el éxito de la crianza se basa en el desempeño académico del niño y gran parte de la interacción padres-hijo se da en torno a temas académicos.

¿Qué es lo que le ocurre a mi niño?
Durante mucho tiempo se pensó que los niños con dificultades para el desempeño en el ámbito escolar eran simplemente flojos o desatentos, que no tenían voluntad para estudiar o eran “malos niños”.Hoy sabemos que en los diversos trastornos del aprendizaje hay un trasfondo orgánico, es decir, hay alteraciones tanto en la configuración de sus circuitos neuronales como en la manera que éstos tienen de funcionar. Esto hace que el niño tenga un patrón de desarrollo distinto, pero no necesariamente peor que el de otros niños. Aún más, la mayoría de estos niños tiene un desempeño normal o excelente en otras áreas como la interacción personal, las artes o el deporte.Sin embargo, a pesar de su configuración diferente, estos niños son sometidos a un esquema de aprendizaje estandarizado, que contempla exigencias y ritmos adecuados para la mayoría de los niños de esa edad. Muchas veces, estas exigencias serán alcanzables sólo a una edad mayor que el resto de sus pares.En general, la mayoría de estos trastornos nos hablan acerca de estados emocionales disarmónicos del niño o, en ocasiones, de su familia. Estos estados emocionales pueden tener raíces antiguas o ser consecuencia de eventos disruptores recientes que han causado un impacto importante en él. A su vez, las dificultades en el colegio, la existencia de recriminaciones o rechazo, la reacción de los padres y la propia percepción que el niño tiene de la situación le generan también una cuota de culpa, angustia y ansiedad que terminan retroalimentando y acrecentando sus dificultades académicas.Todas estas emociones disarmónicas generan alteraciones en la formación de la personalidad y autoestima del niño, en su capacidad de interacción con los pares, en sus vínculos afectivos y en su misma corporalidad, posibilitando la aparición de otros trastornos como depresión, alteraciones inmunitarias, trastornos de la alimentación entre otros.Así, nos encontramos frente a una problemática que no solo afecta al niño dentro de la sala de clases sino en todas las esferas de su vida, generando un impacto que de no ser mitigado a tiempo puede causar incluso mayores dificultades durante la pubertad y la adolescencia.

¿Qué es lo que me pasa a mí como padre/madre?
En la mayoría de los casos la presencia de algún trastorno del aprendizaje implica un gran stress tanto para los padres como para el grupo familiar en general.Esto ocurre pues las dificultades escolares del niño se viven como el resultado de un “mal hacer” de los padres generando en ellos cuestionamientos, enojo, culpa o incluso vergüenza. Al mismo tiempo, las dinámicas familiares se pueden alterar por estos sentimientos, lo cual a su vez tiene una repercusión sobre el niño.Así, es importante apoyar también a los padres para que ellos puedan afrontar de mejor manera estas exigencias aumentadas y ser una ayuda en la estabilización del niño, al mismo tiempo que se les ayuda a vivir la paternidad o maternidad de manera más agradable y plena.

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